El Gran Día de Rodolfo Torre Cantú
CIUDAD VICTORIA, (ASI).— El Norte de Nuevo León dedicó sus ediciones del fin de semana a denunciar que la auto-pista Reynosa-Monterrey se había convertido en una ruta suicida, contando las historias de terror que vivieron familias regias a manos de delincuentes, que los despojaron de sus pertenencias bajo amenazas de muerte.
El periodista Jorge Alberto Pérez González, director del portal Optimus informativo, con sede en Matamoros, quiso comprobar la situación de peligro, y para el efecto, hizo un viaje por esa ruta reportando en tres videos subidos a facebook, que hay buena vigilancia y que no hay motivo de preocupación.
Pero otro periodista, Daniel Enrique Romero Alemán, publicó en su columna Aquí Río Bravo, el reproche de que tuvo que ocurrir la protesta en un medio de información de Nuevo León, para que la autoridad federal se viera obligada a implementar un dispositivo especial de seguridad en la auto-pista.
Ambos tienen razón. Se ha reforzado la vigilancia en la ruta, aunque tardíamente porque cuando los afectados por la delincuencia eran tamaulipecos, no movieron un dedo para darles protección.
Sea como sea, la auto-pista Reynosa-Monterrey vuelve a ser segura, lo que no se puede decir del trayecto Reynosa-Ciudad Victoria, por la reaparición de malhechores en la carretera, que atacan violentamente y despojan de vehículos, carteras, celulares y otras pertenencias, a los viajeros.
Tendremos que esperar los tamaulipecos a que sean ciudadanos regios los afectados en la ruta Reynosa-Ciudad Victoria, para que las denuncias periodísticas en su solar, fuercen a la autoridad federal a intervenir con más patrullaje.
Nos acordamos con disgusto, de las patrañas contenidas en el discurso de toma de posesión de Egidio Torre Cantú como Gobernador de Tamaulipas, hace seis años, (1 de enero de 2011), cuando aseguró que restablecería la seguridad en los trayectos carreteros.
Torre resultó ser un Gobernador inepto, corrupto, cobarde y traidor, pues la violencia tuvo un repunte durante su sexenio, dejó desmantelado al Estado, arrumbada la memoria de su hermano en el basurero de la historia y él y su familia, disfrutando la fortuna mal habida, en Nuevo León.
(Circularon el domingo fotos de la pareja Torre-González en una lujosa tienda de la Sultana del Norte, y los comentarios de los cibernautas fueron de absoluto desprecio y muchos insultos, impublicables aquí).
Es curioso, pero Egidio hizo un gobierno con colaboradores de medio pelo, mediocres en su mayoría, muchos sin experiencia ni sensibilidad, con un Gabinete de neófitos, con dos excepciones en áreas que el nuevo gobierno estatal, panista, ha identificado como zonas de desastre, educación y salud.
A diferencia del Gabinete de Francisco García Cabeza de Vaca donde están incrustados tres ex alcaldes, incluido él mismo, el Gabinete de Egidio no tuvo ni uno. (Gabriel Garza de la Garza gobernó San Fernando, 1999-2001, pero no tuvo responsabilidades ejecutivas pues le tocó dirigir el DIF estatal).
El gobierno anterior anduvo en zig-zag, dando tumbos, sin dirección ni liderazgo, cubriendo apenas las responsabilidades elementales de una administración pública estatal, sin pena ni gloria.
No existe ni una obra, en ningún municipio, que perpetúe el nombre de Egidio Torre Cantú. No hay nada que lo distinga en la Galería de ex Gobernadores, salvo sus historias de romances que compiten con las que le atribuyen a Martínez Manautou y a Cavazos Lerma.
(Otro detalle anecdótico, es la lista de invitados en la toma de posesión de Torre, integrada por futura carne de presidio, como él mismo: Rodrigo Medina, de Nuevo León; Humberto Moreira, de Coahuila, Javier Duarte, de Veracruz, César Duarte, de Chihuahua).
Cabeza de Vaca fue presidente municipal de Reynosa, César Verástegui Ostos en Xicoténcatl y Gonzalo Alemán Migliolo, en Aldama, encargados ahora de la secretaría general y de la secretaría de desarrollo rural, estos últimos.
Los otros Secretarios cabecistas son forasteros, nuevos en la función pública de la rama ejecutiva. Pese a la experiencia de los tres ex alcaldes, el nuevo gobierno estatal, panista, no atina a despegar, a arrancar, a actuar.
Egidio no tuvo esa parálisis debido a que el gobierno estatal se movía por inercia, gracias a una infraestructura institucional bien aceitada, acompasada, medida, experta, integrada por una burocracia de toda la vida, funcional aun en circunstancias extremas, como tener a un Gobernador atípico, como fue el caso de Egidio.
El problema es que el nuevo gobierno estatal, panista, llegó con una fiebre refundacional que no conoce límites, prudencia, tacto ni respeto. Siguen despidiendo a funcionarios y empleados y colocando a parientes, recomendados, improvisados y carentes de sentido común.
A ello se agrega que tienen extraviado o nunca les importó, conocer el manual básico del gobierno institucional, ese cuadernito donde están escritas las reglas que rigen la función pública.
El titular del poder ejecutivo local visita esporádicamente su oficina principal; no concede audiencia clásica, ordinaria. El secretario general de gobierno tiene periódicas ausencias de hasta una semana, pues prefiere despachar asuntos oficiales en mesas de restaurante o en una oficina alterna, fuera de palacio.
No existe agenda oficial, nadie de sus colaboradores sabe dónde anda el Gobernador. La oficina de comunicación social sigue bajo el influjo del embrujo dejado allí por Mario Ruiz Pachuca, desde los tiempos de Eugenio Hernández Flores.
Esa fue una dependencia que hizo fluida y amable la comunicación entre el mandatario estatal y los representantes de la Opinión Pública. Mario y Guillermo Martínez García la convirtieron en una gigantesca caja registradora de ingresos ilegales.
La voracidad de Memo lo llevó inclusive a robarse el dinero destinado al pago de facturas de convenios de publicidad. Ruiz Pachuca no fue tan ruin.
Cabeza de Vaca tiene todavía el beneficio de la duda aunque ya empiezan a surgir voces que reclaman la toma de decisiones, pues han transcurrido cuatro meses y medio desde su protesta, y no se conocen acciones en ningún frente.
Ayer visitó el sur del Estado el Secretario de Marina, almirante Vidal Francisco Soberón Sánz, pero no estuvo a recibirlo el Gobernador del Estado ni un representante suyo.
El emisario presidencial habló del tema sensible de la inseguridad pública, al aclarar que no está previsto el envío de más marinos al Estado, aunque sí un refuerzo en los trabajos de inteligencia.
En otros temas, el presidente municipal de Río Bravo, Juan Diego Guajardo Anzaldúa, mostró su extrañeza por la inusual rapidez de la Procuraduría General de Justicia de Tamaulipas, pues le requirió perentoriamente al Ayuntamiento información de un accidente ocurrido el domingo frente al palacio municipal.
Hubo una demostración de vehículos deportivos y el chofer de uno de ellos perdió el control y atropelló a seis espectadores. Era un evento de particulares, no organizado por el Ayuntamiento, que sin embargo, dispuso atención médica para los afectados.
También ordenó el alcalde, que los organizadores de la exhibición de vehículos respondan por todos los daños.
Juan Diego aprovechó el encuentro con periodistas con motivo de este accidente, para informarles que está en curso la controversia constitucional entablada por la ciudad ante la Suprema Corte de Justicia de la nación, contra el gobierno del Estado, por el manejo de la COMAPA.
Un día como hoy nació Rodolfo Torre Cantú, pero su hermanito no estará en Ciudad Victoria para festejarlo. Ya le perdió importancia.
Correo electrónico: albertoguerra65@hotmail.com
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