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Ocho dedazos en Tamaulipas; regirá el síndrome de La Casa Blanca

CIUDAD VICTORIA, (OGP).— Humorismo involuntario el de algunos colegas que escribieron del método de designación de los ocho candidatos del PRI a diputados federales en Tamaulipas. Sólo serán cuatro “dedazos”, dijeron, porque la comisión nacional de designación de candidatos se reservó el derecho de imponer a cuatro.

En realidad, serán ocho los “dedazos”, la diferencia estriba en que la mitad de los candidatos los pondrá el PRI y Los Pinos y la otra mitad, el PRI y Egidio Torre Cantú.

Pero eso es lo de menos porque siempre ha sido así desde que mandaron al panteón de las decepciones el método de consulta a la base o elección directa, porque contrario a lo que dijo hace más de cien años don Porfirio Díaz, México no está preparado todavía para la democracia.

Lo realmente importante es saber si el PRI y Torre Cantú escarmentaron con las dos derrotas electorales anteriores y corregirán los errores, o si tropezarán con la misma piedra.

Decimos los anterior porque el proceso legal de renovación de la cámara baja del Congreso de la Unión ya está oficialmente en marcha y se estima que dentro de un mes estarán definidas las cartas que jugará el PRI… y todavía no designan a los delegados distritales y municipales.

El consejo político estatal sesionó el miércoles para aprobar en automático los acuerdos del día anterior, del consejo político nacional, donde se hizo oficial que la mitad de los candidatos a diputados federales de mayoría relativa serán impuestos por una nueva comisión de designación de candidatos.

Quedó establecido que los distritos de Nuevo Laredo, Matamoros, Victoria y Tampico, serán resueltos por el comité ejecutivo nacional del PRI, vía su nueva comisión, y los distritos de Reynosa, Matamoros, Victoria y Tampico serán competencia del jefe político de Tamaulipas.

¿Y por qué Ciudad Victoria?, preguntamos sin malicia para explicarnos la razón de que la dejen en manos de Egidio Torre Cantú.

Es que sería rudeza innecesaria que hasta en la sede de los tres poderes locales intervenga el CEN del PRI para poner al candidato. Por respeto institucional, nos dijeron, el candidato lo pondrá el jefe político del Estado.

En el mensaje pronunciado el miércoles por el presidente del partido tricolor Rafael González Benavides, habló de postular a candidatos con rentabilidad política.

Un importante observador hizo notar que más que rentabilidad política, los candidatos deben tener rentabilidad electoral, porque no es lo mismo que los abanderados del partido reúnan cualidades básicas, sino que sean una opción  viable por su experiencia, arraigo, carisma, atractivo, que entusiasme al ciudadano.

Cuando escuchamos esta reflexión nos acordamos de Raúl César González García porque fue candidato a diputado federal por Matamoros y pese a provenir de la Secretaría del Trabajo, de haber sido Secretario del Ayuntamiento, fue derrotado en las urnas.

Caso contrario, Reynaldo Garza Elizondo había sido dos veces diputado local en Reynosa, secretario general de la Federación Regional de Trabajadores, y sin embargo no obtuvo mayoría de votos, porque la gente prefirió a un novato, desconocido y manchado por la sombra de la sospecha de corrupción.

En el anterior proceso electoral federal, el PRI perdió seis de ocho diputaciones en Tamaulipas. Harían bien los jerarcas y sus asesores en revisar esa historia, para no caer en los mismos errores.

Otro analista nos dio más material de reflexión con su afirmación de que se pondrá de moda el síndrome de la Casa Blanca, la mansión familiar del primer priísta de México, porque el PRI no querrá candidatos que luego sean objeto de linchamiento mediático por el mismo motivo.

¿El mismo motivo?, claro, la opacidad del origen de la fortuna que dio lugar al palacete. Hasta parece que estaba hablando de Oscar Almaraz Smer, pues pese a su origen modesto, ahora ocupa una mega residencia sólo inferior en tamaño y lujos a la que posee otro afortunado ex Secretario del sexenio anterior, Alfredo González Fernández.

También será requisito estatutario que los aspirantes priístas no sean adictos a los vicios y que tengan un modo lícito de vivir.

Estarán obligados a transparentar sus bienes y justificar el origen de sus fortunas.

Por cierto, el presidente municipal de Reynosa José Elías Leal anunció a la prensa que seguirá los pasos de Enrique Peña Nieto pues se propone revelar su declaración patrimonial.

(Peña Nieto confesó tener la mitad del dinero que su esposa, pero tampoco le creyeron a él).

En otros temas, el Gobernador Egidio Torre Cantú volvió a la zona sur de Tamaulipas, ahora para atender la visita del coordinador general de puertos de marina mercante, de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Guillermo Ruiz de Teresa.

Ambos funcionarios aplaudieron con enorme beneplácito la llegada de 400 millones de pesos de la firma internacional Keppel, que construirá en Altamira un astillero para plataformas marinas.

Volvemos con Reynosa para comentar que hubo reporte blanco de la celebración del desfile conmemorativo de la Revolución Mexicana.

Pepe Elías y las autoridades militares y del sector educativo rindieron homenaje a los héroes de hace 104 años. Salvador Treviño Garza, Subsecretario de Obras Públicas, representó al gobierno del Estado.

En Ciudad Victoria, Tampico, Nuevo Laredo y otras plazas, las marchas cívico, deportivas y militares fueron aprovechadas por estudiantes y uno que otro aventurero de la política, para hacer ruido con el pretexto de la desaparición de los normalistas de Iguala, Guerrero.

Los telefonistas hasta hicieron un paro simbólico de actividades laborales.

En tanto que en Matamoros, el ex alcalde Erick Silva Santos dio la cara para anunciar que emprenderá en ciudades de Texas una defensa jurídica contra las acusaciones que le han enjaretado y que él atribuye a móviles políticos.

Insistió en que las propiedades y dos empresas que posee en territorio texano son legítimas y que lo probará ante las autoridades judiciales que lo reclamen. No descartó que el escándalo que han provocado estas denuncias lo lleven a declinar cualquier proyecto político, para no dar lugar a nuevas embestidas “que lastiman a mi familia”.

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