Los falsos números sobre la deuda pública
CIUDAD VICTORIA, (OGP).— Jorge Rodríguez Treviño fue un crítico implacable del ejercicio irresponsable de la libertad de prensa. Periodista él mismo toda la vida, sabía de lo que hablaba. Burla burlando, descalificaba a colegas que aporrean con una mano el teclado pero con la otra operan la manija de la caja registradora de ventas.
La característica de su carácter fue el buen humor, en los más de 40 años de conocerlo, nunca lo vimos enojado, disgustado, agrio, reclamante. Fue un ser humano excepcional, cálido, amable, culto, inteligente, generoso, cordial, con una memoria fotográfica.
Dejó de existir don Jorge Rodríguez Treviño la tarde-noche del viernes 19 de junio, y el sábado recibió cristiana sepultura en Ciudad Victoria. Un ataque cardíaco fulminante le ahorró el trabajo de visitar el quirófano donde iban a armarle una nuevo bomba de sangre mediante una de esas llamadas operaciones de corazón abierto.
De hecho, Jorge llegó a la antesala de operaciones en un hospital de la ciudad de México, pero los especialistas le descubrieron una infección en la garganta que hizo abortar la delicada operación quirúrgica, por el riesgo de infecciones.
Le dieron un mes de tregua para que combatiera y derrotara la ligera enfermedad que plagó de microbios la garganta, aplazando el supremo encuentro con el bisturí, para una mejor ocasión, que no llegó.
El último trabajo formal de Jorge fue como director editorial del vespertino victorense El Gráfico del que estaba retirado, y en los años recientes se mantuvo ocupado escribiendo su columna "Nombres y Sucesos", reproducida en periódicos del Estado como Contacto, de Matamoros.
Este oficio no admite jubilaciones y por eso el profesor Rodríguez Treviño nunca dejó de aporrear la máquina de escribir, fuera mecánica o electrónica, escribiendo sus opiniones sobre diversos tópicos.
Tenía un estilo ameno, entretenido, divertido, ingenioso y ocurrente; no era dado a la estridencia ni el amarillismo y cultivaba al lector con sus perlas de sabiduría, modestas pero infaltables en sus textos.
Conocimos a don Jorge en la redacción de La Opinión de Matamoros, de don Juan B. García, también desaparecido, en el arranque de la década de los 70. Juntos vivimos gratas experiencias periodísticas como aquella noche lluviosa cuando se anunció el final de la guerra de Vietnam.
Estábamos en un centro nocturno donde prevalecía la clientela gringa; de pronto los americanos se pusieron de pie y empezaron a cantar el himno nacional de su país y cuando los meseros nos informaron que celebraban así el anuncio de televisión del fin de la guerra en Vietnam, nosotros también salimos volando del lugar para parar prensas y ganar la noticia.
Pero el pavimento estaba mojado y las prisas hicieron que Jorge perdiera el control del volante, con el resultado de estrellar su carro, nuevecito, contra otros que estaban estacionados. La experiencia resultó muy cara. Ibamos en el vehículo con Omar Saade y Fidel La Saeta.
Tres días antes de su fallecimiento, disfrutamos en el hogar de Jorge Rodríguez Treviño una espléndida comida ofrecida con motivo de cumpleaños del mes de mayo de amigos suyos como el médico Felipe Garza Narváez y don Manuel Montiel Govea, que no pudo asistir por tener otros compromisos previos.
Pero fue una convivencia intensa, amigable, como las que él sabía organizar, junto con su esposa, la profesora Antonieta, y la disfrutamos con la compañía de Lupe Díaz Martínez, Rafael Díez Piñeyro, Roberto Huerta Ramos.
Nos duele la ausencia del profesor Rodríguez Treviño, pero como dijo el colega Carlos Gerardo Cortés García en su columna "Hipódromo Político", esto no es un adiós, sino un hasta pronto, Jorge. Descanse en paz, y resignación, a su esposa, hijos, nietos y demás familiares.
Erró El Norte en su nota relativa a la deuda pública de Tamaulipas, pues no es cierto que Eugenio Hernández Flores heredó a Egidio Torre Cantú 7 mil millones de pesos de pasivos, pues esa suma es sólo la cifra que él contrató al cuarto para las doce, antes de cerrar su ciclo sexenal.
Fueron seis mil millones de pesos que obtuvo de BANORTE y otros mil millones para gastos imprevistos, para financiar la construcción del Parque Bicentenario. Suman siete mil millones de pesos, pero la nota del periódico regio omite mencionar la deuda histórica que arrastraba el gobierno del Estado.
Si Egidio debe ahora el doble de esos siete mil millones de pesos no lo sabremos si es consecuencia de su propia capacidad de endeudamiento, o si se trata de la suma de los siete mil millones de Eugenio, más la deuda histórica. Misterio insondable atribuible a la opacidad en el manejo de los recursos financieros.
Pero la deuda es lo de menos, lo importante es preguntarnos ¿y dónde están las obras?, porque cuando menos dejó Eugenio esos edificios del Parque Bicentenario que no resolvieron ningún problema, pero ¿y Egidio, qué ha hecho?.
Sobre el mismo tema, el tesorero del Estado salió a aplaudir la iniciativa del ejecutivo del Estado, de hacer aprobar en el Congreso una ley que autorice a los empresarios de Tamaulipas, a entregar aportaciones económicas para el área de seguridad pública.
La iniciativa de ley entraña cuando menos dos significados que lastiman el orgullo del gobierno del Estado. Uno, el reconocimiento de que el gobierno, en sus tres órdenes, no es capaz de contener, con sus recursos económicos, los embates de la delincuencia, y dos, que la iniciativa privada impondrá sus propias condiciones si le piden aportar dinero para derrotar a los infractores de la ley.
Por supuesto, si los empresarios desembolsarán dinero querrán tener, pronto, buenos resultados, y eso empezará con la exigencia de que, ahora sí, el Gobernador se amarre los pantalones y corra a funcionarios del ramo ineptos y/o corruptos o ambas cosas.
Mañana le seguimos con el tema porque ahora tenemos encima el tema ineludible de la fiesta del día del padre que ayer se celebró con singular alegría.
El Secretario de Salud, médico Norberto Treviño García Manzo, por ejemplo, lo celebró al estilo Tamaulipas, con machacado con huevo, con la buena nueva de las inversiones en el renglón salud, y sus nostalgias por tiempos mejores, como cuando fue alumno del doctor Manuel Mondragón y Kalb, que le enseñó lo que sabe de karate.
Nuestro Secretario de Salud vivía entonces en la ciudad de México con su padre, don Norberto Treviño Zapata, y tenían como vecino a su colega Mondragón y Kalb, ahora dedicado a atender la dirección nacional de la comisión contra las adicciones.
Treviño García Manzo está complacido por la inversión superior a los dos mil millones de pesos que hace el gobierno federal, en complemento con lo que hace el gobierno de Egidio Torre, en infraestructura médica.
Sobresalen los tres hospitales generales que construye o remodela el gobierno federal, en Tampico, Matamoros y Ciudad Madero, así como la construcción, ampliación y equipamiento de centros de salud y unidades de segunda y tercer nivel de atención ciudadana.
La reconstrucción del hospital jaibo lleva un adelanto del 74 por ciento y cuando entre en operación, resolverá añejos problemas, dijo el médico Treviño García Manzo.
En Reynosa, el alcalde José Elias Leal y su esposa Elvira Mendoza decidieron hacer un domingo familiar en la plaza principal para festejar a los padres con motivo de su día.
Hubo rifas, música, comida y otras sorpresas en esta fiesta popular que arrancó a las seis y media de la tarde. Grupos artísticos hicieron las delicias de los asistentes, y se sortearon relojes, tabletas y televisiones, todo mundo salió contento.
Ramiro Ramos Salinas no fue tan espléndido por el día del padre, pues el presidente de la junta de coordinación política del Congreso local, se concretó a emitir un escueto comunicado de prensa para felicitar a los periodistas que tienen la dicha de conocer la paternidad.
Julio Almanza Armas también es padre de familia pero todo el fin de semana se la pasó echado madres debido a que fue asaltado cuando se dirigía hacia Estados Unidos, en Matamoros, con la intención de despojarlo de su lujosa camioneta y otras pertenencias.
Almanza, ex candidato a Gobernador del PRD y presidente de la Federación de Cámaras de Comercio de Tamaulipas, se resistió al atraco y resultó golpeado pero con todas sus propiedades consigo, es decir, no le quitaron nada.
Almanza está furioso y reclama hasta en la ONU y El Vaticano. Mañana, los detalles.
Ayer domingo cumplió años el ingeniero José Luis Mata Blanco, presidente de la Fundación Colosio en Ciudad Victoria y hoy es día de fiesta para nuestro amigo Mariano Almanza Arrieta, el mejor director editorial que ha tenido El Mañana de Nuevo Laredo.
Distribuido por la Oficina de Gestoría de Prensa S. A. de C. V.
Correo electrónico: albertoguerra65@hotmail.com
CIUDAD VICTORIA, (OGP).— Jorge Rodríguez Treviño fue un crítico implacable del ejercicio irresponsable de la libertad de prensa. Periodista él mismo toda la vida, sabía de lo que hablaba. Burla burlando, descalificaba a colegas que aporrean con una mano el teclado pero con la otra operan la manija de la caja registradora de ventas.
La característica de su carácter fue el buen humor, en los más de 40 años de conocerlo, nunca lo vimos enojado, disgustado, agrio, reclamante. Fue un ser humano excepcional, cálido, amable, culto, inteligente, generoso, cordial, con una memoria fotográfica.
Dejó de existir don Jorge Rodríguez Treviño la tarde-noche del viernes 19 de junio, y el sábado recibió cristiana sepultura en Ciudad Victoria. Un ataque cardíaco fulminante le ahorró el trabajo de visitar el quirófano donde iban a armarle una nuevo bomba de sangre mediante una de esas llamadas operaciones de corazón abierto.
De hecho, Jorge llegó a la antesala de operaciones en un hospital de la ciudad de México, pero los especialistas le descubrieron una infección en la garganta que hizo abortar la delicada operación quirúrgica, por el riesgo de infecciones.
Le dieron un mes de tregua para que combatiera y derrotara la ligera enfermedad que plagó de microbios la garganta, aplazando el supremo encuentro con el bisturí, para una mejor ocasión, que no llegó.
El último trabajo formal de Jorge fue como director editorial del vespertino victorense El Gráfico del que estaba retirado, y en los años recientes se mantuvo ocupado escribiendo su columna "Nombres y Sucesos", reproducida en periódicos del Estado como Contacto, de Matamoros.
Este oficio no admite jubilaciones y por eso el profesor Rodríguez Treviño nunca dejó de aporrear la máquina de escribir, fuera mecánica o electrónica, escribiendo sus opiniones sobre diversos tópicos.
Tenía un estilo ameno, entretenido, divertido, ingenioso y ocurrente; no era dado a la estridencia ni el amarillismo y cultivaba al lector con sus perlas de sabiduría, modestas pero infaltables en sus textos.
Conocimos a don Jorge en la redacción de La Opinión de Matamoros, de don Juan B. García, también desaparecido, en el arranque de la década de los 70. Juntos vivimos gratas experiencias periodísticas como aquella noche lluviosa cuando se anunció el final de la guerra de Vietnam.
Estábamos en un centro nocturno donde prevalecía la clientela gringa; de pronto los americanos se pusieron de pie y empezaron a cantar el himno nacional de su país y cuando los meseros nos informaron que celebraban así el anuncio de televisión del fin de la guerra en Vietnam, nosotros también salimos volando del lugar para parar prensas y ganar la noticia.
Pero el pavimento estaba mojado y las prisas hicieron que Jorge perdiera el control del volante, con el resultado de estrellar su carro, nuevecito, contra otros que estaban estacionados. La experiencia resultó muy cara. Ibamos en el vehículo con Omar Saade y Fidel La Saeta.
Tres días antes de su fallecimiento, disfrutamos en el hogar de Jorge Rodríguez Treviño una espléndida comida ofrecida con motivo de cumpleaños del mes de mayo de amigos suyos como el médico Felipe Garza Narváez y don Manuel Montiel Govea, que no pudo asistir por tener otros compromisos previos.
Pero fue una convivencia intensa, amigable, como las que él sabía organizar, junto con su esposa, la profesora Antonieta, y la disfrutamos con la compañía de Lupe Díaz Martínez, Rafael Díez Piñeyro, Roberto Huerta Ramos.
Nos duele la ausencia del profesor Rodríguez Treviño, pero como dijo el colega Carlos Gerardo Cortés García en su columna "Hipódromo Político", esto no es un adiós, sino un hasta pronto, Jorge. Descanse en paz, y resignación, a su esposa, hijos, nietos y demás familiares.
Erró El Norte en su nota relativa a la deuda pública de Tamaulipas, pues no es cierto que Eugenio Hernández Flores heredó a Egidio Torre Cantú 7 mil millones de pesos de pasivos, pues esa suma es sólo la cifra que él contrató al cuarto para las doce, antes de cerrar su ciclo sexenal.
Fueron seis mil millones de pesos que obtuvo de BANORTE y otros mil millones para gastos imprevistos, para financiar la construcción del Parque Bicentenario. Suman siete mil millones de pesos, pero la nota del periódico regio omite mencionar la deuda histórica que arrastraba el gobierno del Estado.
Si Egidio debe ahora el doble de esos siete mil millones de pesos no lo sabremos si es consecuencia de su propia capacidad de endeudamiento, o si se trata de la suma de los siete mil millones de Eugenio, más la deuda histórica. Misterio insondable atribuible a la opacidad en el manejo de los recursos financieros.
Pero la deuda es lo de menos, lo importante es preguntarnos ¿y dónde están las obras?, porque cuando menos dejó Eugenio esos edificios del Parque Bicentenario que no resolvieron ningún problema, pero ¿y Egidio, qué ha hecho?.
Sobre el mismo tema, el tesorero del Estado salió a aplaudir la iniciativa del ejecutivo del Estado, de hacer aprobar en el Congreso una ley que autorice a los empresarios de Tamaulipas, a entregar aportaciones económicas para el área de seguridad pública.
La iniciativa de ley entraña cuando menos dos significados que lastiman el orgullo del gobierno del Estado. Uno, el reconocimiento de que el gobierno, en sus tres órdenes, no es capaz de contener, con sus recursos económicos, los embates de la delincuencia, y dos, que la iniciativa privada impondrá sus propias condiciones si le piden aportar dinero para derrotar a los infractores de la ley.
Por supuesto, si los empresarios desembolsarán dinero querrán tener, pronto, buenos resultados, y eso empezará con la exigencia de que, ahora sí, el Gobernador se amarre los pantalones y corra a funcionarios del ramo ineptos y/o corruptos o ambas cosas.
Mañana le seguimos con el tema porque ahora tenemos encima el tema ineludible de la fiesta del día del padre que ayer se celebró con singular alegría.
El Secretario de Salud, médico Norberto Treviño García Manzo, por ejemplo, lo celebró al estilo Tamaulipas, con machacado con huevo, con la buena nueva de las inversiones en el renglón salud, y sus nostalgias por tiempos mejores, como cuando fue alumno del doctor Manuel Mondragón y Kalb, que le enseñó lo que sabe de karate.
Nuestro Secretario de Salud vivía entonces en la ciudad de México con su padre, don Norberto Treviño Zapata, y tenían como vecino a su colega Mondragón y Kalb, ahora dedicado a atender la dirección nacional de la comisión contra las adicciones.
Treviño García Manzo está complacido por la inversión superior a los dos mil millones de pesos que hace el gobierno federal, en complemento con lo que hace el gobierno de Egidio Torre, en infraestructura médica.
Sobresalen los tres hospitales generales que construye o remodela el gobierno federal, en Tampico, Matamoros y Ciudad Madero, así como la construcción, ampliación y equipamiento de centros de salud y unidades de segunda y tercer nivel de atención ciudadana.
La reconstrucción del hospital jaibo lleva un adelanto del 74 por ciento y cuando entre en operación, resolverá añejos problemas, dijo el médico Treviño García Manzo.
En Reynosa, el alcalde José Elias Leal y su esposa Elvira Mendoza decidieron hacer un domingo familiar en la plaza principal para festejar a los padres con motivo de su día.
Hubo rifas, música, comida y otras sorpresas en esta fiesta popular que arrancó a las seis y media de la tarde. Grupos artísticos hicieron las delicias de los asistentes, y se sortearon relojes, tabletas y televisiones, todo mundo salió contento.
Ramiro Ramos Salinas no fue tan espléndido por el día del padre, pues el presidente de la junta de coordinación política del Congreso local, se concretó a emitir un escueto comunicado de prensa para felicitar a los periodistas que tienen la dicha de conocer la paternidad.
Julio Almanza Armas también es padre de familia pero todo el fin de semana se la pasó echado madres debido a que fue asaltado cuando se dirigía hacia Estados Unidos, en Matamoros, con la intención de despojarlo de su lujosa camioneta y otras pertenencias.
Almanza, ex candidato a Gobernador del PRD y presidente de la Federación de Cámaras de Comercio de Tamaulipas, se resistió al atraco y resultó golpeado pero con todas sus propiedades consigo, es decir, no le quitaron nada.
Almanza está furioso y reclama hasta en la ONU y El Vaticano. Mañana, los detalles.
Ayer domingo cumplió años el ingeniero José Luis Mata Blanco, presidente de la Fundación Colosio en Ciudad Victoria y hoy es día de fiesta para nuestro amigo Mariano Almanza Arrieta, el mejor director editorial que ha tenido El Mañana de Nuevo Laredo.
Distribuido por la Oficina de Gestoría de Prensa S. A. de C. V.
Correo electrónico: albertoguerra65@hotmail.com
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