Llega hoy aquí, alto comisionado nacional
CIUDAD VICTORIA, (ASI).— A grandes males, grandes remedios. Así ha ocurrido en Tamaulipas y ahora no puede ser la excepción, con la narco-violencia desbordada. Tenemos a la mano tres episodios del trastocamiento del orden instituido, para terminar con situaciones graves, anómalas, de severa perturbación social.
En 1953, asesinan a balazos en Matamoros al doctor Ernesto Elizondo, ex presidente municipal, con tal saña que enardece a la sociedad. Elizondo dejó la ciudad sembrada de enemigos por su gestión edilicia caracterizada por la presencia de pistoleros profesionales que mandó traer de Nuevo León.
La presión ejercida por la Opinión Pública de la época obligó al gobierno del Estado a desaparecer al gobierno municipal que encabezaba don Juan B. García Gómez, pues algunas voces interesadas insinuaron que funcionarios policiacos habrían tenido participación en el homicidio.
Es de hacerse notar, que uno de los regidores del Cabildo depuesto era Emilio Martínez Manautou. Prevalecía entonces la política chicharronera del Gobernador sustituto Raúl Gárate, pues impuso a Elizondo con elecciones fraudulentas.
Culpables o no, los funcionarios municipales sacrificados en Matamoros en 1953, pagaron justos por pecadores pues la sociedad se dio por satisfecha y regresó la normalidad.
A principios de la década de los 70, un comandante de la policía federal, Everardo Perales, fue asesinado en Nuevo Laredo por uno de los miembros de la dinastía Reyes Pruneda, que ejercían en la ciudad un reinado de drogas y terror.
Ese crimen fue la gota que derramó el vaso y el gobierno federal decidió arrancar de raíz ese cáncer, comisionando como exterminador al abogado Salvador del Toro Rosales, quien llegó a Nuevo Laredo con permiso para matar.
Fue bautizado por la prensa como El Fiscal de Hierro, porque a diferencia de sus antecesores, no aceptaba sobornos de los delincuentes, ni el millón de dólares que le ofreció El Abogado del Diablo, a nombre de la jefa del clan, doña Simona.
Del Toro Rosales tenía mando sobre los soldados destacamentados en la ciudad y con ellos barrió todos los escondites de la banda y sus pistoleros, sin hacer diferencias entre hombres, mujeres, niños.
Puede ser una leyenda, pero estaba prohibido tomarle fotografías; el Fiscal del Hierro nunca dormía en Nuevo Laredo y cada noche cruzaba hacia el lado americano y ya estando allí, ordenaba a su jefe de escoltas que lo llevara a cualquier ciudad texana, en sigilo, para que fuera imposible de rastrear y ser cazado por sus enemigos.
El presidente municipal de la época, el profesor Abdón Rodríguez Sánchez, se hizo de la vista gorda frente a las atrocidades cometidas pues toda la fuerza policiaca municipal estaba infestada de pistoleros.
Costó mucho plomo, pólvora y sangre, pero Nuevo Laredo recuperó la paz y la tranquilidad por algunos años. Todavía no se inventaba la Comisión Nacional de Derechos Humanos, y los legisladores de la época tampoco vieron ni escucharon nada malo.
Los tres años siguientes a la gestión del profesor Rodríguez Sánchez, correspondieron al gobierno municipal del PARM encabezado por Carlos Enrique Cantú Rosas.
Nuestro tercer episodio también ocurrió en Nuevo Laredo, en el último año del trienio del presidente municipal Jesús Cárdenas Duarte (1981-1983), un pelele del cacique cetemista Pedro Pérez Ibarra, que agregó a la corrupción institucional, su afición al alcohol.
(Se le inventó el chiste de que su esposa había aclarado a una amiga preguntona, que su marido no era aficionado a las bebidas, sino que ¡era un profesional!).
La tesorería municipal era un desastre pues todos manoteaban en la caja de las galletas, nunca había dinero disponible y las deudas se acumulaban. Las reprimendas desde Ciudad Victoria eran desatendidas y dio lugar a una decisión insólita, atípica y extrema.
El gobierno del doctor Emilio Martínez Manautou se convenció que no había otra salida, que intervenir la tesorería municipal de Nuevo Laredo, desde el titular hasta el más modesto cajero.
Sustrajeron el manejo de pesos y centavos para que quedara a cargo de funcionarios de la secretaría estatal de finanzas, un tal señor Brandi, pues se perdió definitivamente la confianza sobre las autoridades municipales.
Cuando los periodistas le reprochábamos a Cárdenas Duarte por la intromisión y la autonomía municipal, balbuceaba vencido por los excesos etílicos, “pregúntenle a Pérez Ibarra”.
Pero no hubo más desviaciones de dinero ni cuentas sin pagar. Se impuso el orden, a un precio algo, pero se bloqueó la corrupción, al menos en esa dependencia.
Así está ahora Tamaulipas. El gobierno estatal, panista, no puede o no quiere cumplir su obligación en materia de seguridad pública. Está bien, pero que venga un comisionado nacional que haga esa chamba. Antes de que otros inocentes paguen con su vida la indolencia gubernamental.
Faltan 32 días para que los mexicanos elijamos nuevo Presidente de la República. Quien resulte favorecido con la mayoría de votos, seguramente atenderá este reclamo urgente de la sociedad tamaulipeca, si es que el señor Peña Nieto no se toma la molestia de hacerlo.
Mañana estará en la capital del crimen el candidato del PRI José Antonio Meade Kuribreña. Llegará a las ocho de la mañana en vuelo comercial. Entre 9:45 horas y diez de la mañana, ocurrirá un encuentro con simpatizantes, en el parque de béisbol de la colonia México.
El coordinador de la campaña de Meade en Tamaulipas, diputado federal Edgar Melhem Salinas, recibirá hoy la visita de la coordinadora de la III circunscripción, diputada federal Carolina Viggiano de Moreira, para ultimar los detalles de la gira.
Concluido aquí la presentación del abanderado presidencial tricolor, tomarán carretera rumbo a Altamira, donde repetirán el maratón de promesas frente a una muchedumbre que se congregará en la Expo Cebú, a la una de la tarde.
El último evento del día será en el auditorio municipal de Tampico, a las tres de la tarde, donde Meade volverá a plantear algunos de los objetivos de su proyecto de nación, para conseguir más adeptos.
Otro candidato, Américo Villarreal Anaya, anduvo en la frontera ganando más votos para MORENA, acompañando a candidatos locales como a Rolando Aguilar Anzaldúa en Río Bravo y Mario López en Matamoros.
En Ciudad Victoria, Lalo Gattas sigue arriba en las encuestas, por encima de Xicoténcatl González y Oscar Almaraz, a pesar del intenso golpeteo al que está sometido.
Orlando Guillén era el candidato de MORENA a presidente municipal, suplente de Gattas, pero fue maiceado por el PAN-gobierno y se fue a la campaña de Xico. Nada raro en él pues fue regidor del Movimiento Ciudadano de Gustavo Cárdenas Gutiérrez, pero se acercó a MORENA para seguir enchufado al presupuesto.
Gattas es recibido con júbilo por espontáneos simpatizantes en las colonias, pero cuando se percatan que tomarán fotos, se hacen a un lado y explican no quieren correr la misma suerte de otros empleados del gobierno estatal, panista, despedido por andar en otros partidos políticos.
Este día, el representante del INE en Tamaulipas, Eduardo Manuel Trujillo, se reunirá con periodistas a las 8:50 horas, para aclarar paradas en torno a la postura del PAN y su candidato Ismael García Cabeza de Vaca, de rajarse en participar en el debate.
La buena noticia es que hoy amanecerá en Ciudad Victoria el comisionado nacional de la Policía Federal, Manelich Castillo Craviotto, para reunirse con el Gobernador Cabeza de Vaca y su Gabinete de Seguridad.
La mala noticia es que hubo ayer más violencia en Reynosa, con ataques al director del penal y a algunos subordinados, heridos de gravedad. Pesan acusaciones contra ese jefe, nunca atendidas. Hubo además cuatro abatidos el domingo.
En Ciudad Victoria se registró otra riña en el interior del penal, manejado por los violentos, pero el gobierno minimizó el episodio a pesar de que hubo balazos.
Cumplieron años Roberto González Barba, de Tampico, Copitzi Hernández García, de Río Bravo, y mañana, Fernando Acuña Piñeiro.
En San Luis Potosí, el licenciado Raúl Camacho Muñoz, ex director de la carrera de ciencias de la comunicación, en la Universidad, recibió nombramiento de profesor emérito, por sus 30 años de trayectoria profesional.
Raúl fue director de área en comunicación social, en el cierre del sexenio de Eugenio Hernández Flores.
Correo electrónico: albertoguerra65@hotmail.com
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