Barbarie política, barbarie policiaca
CIUDAD VICTORIA, (ASI).— Anteriormente, la política era otra cosa. No decimos que la corrupción no estuviera presente en la función pública, pero había decoro, límites, prudencia, medida, auto-regulación, un cierto código de bandidos, que se respetaba, para guardar las formas y dar la apariencia de honestidad.
Hoy las cosas están relajadas y el cinismo se ha instalado en la esfera gubernamental, desde un Cabildo hasta el poder ejecutivo local, donde fingen cumplir las normas de escrutinio diseñadas para contener o impedir actos de corrupción.
Veamos este caso ocurrido en Matamoros.
Allí gobierno el PRI, con un Cabildo donde el PAN es la segunda fuerza política, con regidores plurinominales.
La bancada azul denunció en repetidas ocasiones, que la dirección de tránsito estaba integrada por personas sin capacitación, agentes que salían a las calles a aplicar sanciones por la presunta comisión de infracciones al reglamento vial o para extorsionar a los conductores.
Nunca les hicieron caso, con la excusa de que eran sólo pretextos de los regidores del PAN, para estorbar la buena marcha del gobierno.
Fue necesario que interviniera la fiscalía estatal anti-corrupción, para que se probara que el delito existe y se actúe contra los responsables.
Un juez de control atendió las conclusiones de una carpeta de investigación integrada por la fiscalía estatal anti-corrupción, y dispuso la vinculación a proceso de cuatro altos funcionarios del Ayuntamiento de Matamoros y de 30 agentes de tránsito.
El delito imputado es ejercicio ilícito de servicio público y consiste en que los titulares municipales de seguridad pública, el de tránsito, actúa y anterior, y la directora de recursos humanos, habilitaron a los 30 agentes de tránsito, sin tener capacitación ni certificación para el cargo.
Los 30 empleados habían sido contratados para vigilar edificios públicos, pero los altos jefes les dieron uniformes de agentes viales y los enviaron a las calles, a aplicar multas a los conductores de vehículos auto-motores.
Los cuatro jefes han sido destituidos y pueden ser condenados hasta a 6 años de cárcel. Han sido arraigados (sin permiso para salir del país) y está obligados a firmar en el juzgado penal, cada quince días.
El presidente municipal Jesús de la Garza Díaz del Guante, fracasado en su intentona de reelección, no quiere ni moverse para no llamar la atención del fiscal anti-corrupción, porque a final de cuentas, no es ajeno a este affaire.
Chuchín palomea todos los nombramientos y vigila el tamaño de la nómina. Autorizó el pago de sueldos de esos 30 elementos, lo que es más grave que un caso de aviadores, pues usurpaban funciones y salían a las calles a atracar a automovilistas.
Este escándalo puede complicarse más, pues las personas que pagaron multas impuestas por los falsos policías viales, pueden reclamar la devolución de su dinero ya que no estaban autorizados para cumplir esa función pública.
Además, el asunto deja la enseñanza de que después de todo, la fiscalía anti-corrupción sí hace su trabajo pues no se concreta a llenar las cárceles de presos políticos. En Ciudad Victoria, el cabildo de mayoría priísta soslayó una denuncia por malos manejos del presupuesto de prensa.
Tal vez la fiscalía anti-corrupción sí le ponga atención.
El Chuchín, su contralor y hasta el tesorero municipal, podrían merecer escrutinio judicial pues ni modo que no supieran que tenían una red de tránsitos pirata o patito, incorporada a la nómina oficial.
De la Garza Díaz del Guante resultó ser un lobo con piel de oveja, con apariencia de abuelo tierno e inofensivo, pero pronto enseñó las garras depredadoras del erario.
También merecen reproches los tres Senadores de Matamoros, el diputado federal del distrito y los tres diputados locales, que permanecieron sordos y mudos ante las denuncias de los atropellos cometidos por estos falsos agentes viales.
Bien merecido que los electores repudiaron al PRI y al PAN al dar su voto a los candidatos de MORENA.
A nivel nacional, el PRI también está devaluado como lo demuestra la elección arreglada que hizo el consejo político nacional, de Claudia Ruiz Massieu Salinas como presidenta por un año más.
Fue un espectáculo inédito el zipizape armado en las narices de los conspicuos autores de esa farsa (Emilio Gamboa Patrón estuvo patético), protagonizada por carne de cañón, para impugnar la entronización de la sobrina de Carlos Salinas de Gortari.
Peor es el espectáculo que ofrece la PGR con su oportuna decisión de quitarle a Javier Duarte, ex Gobernador de Veracruz, el delito de delincuencia organizada. Se trata a todas luces de otra maniobra de cierre de sexenio, para arreglar cuentas.
Elba Esther Gordillo ya está en su casa (bueno, en realidad nunca se fue, pues sus más de cinco años de reclusión transcurrieron en salas privadas de hospitales y su casa), gracias a esta disposición presidencial de arreglar un poco el tiradero.
El otro Duarte, César, ex Gobernador de Chihuahua, tiene así mismo la sombra de Los Pinos, que lo guarda de ser traído desde la comodidad estadounidense.
A propósito de albañales, el todavía presidente del Senado Ernesto Cordero Arroyo hizo ayer en El Universal una definición redundante de lo que es ahora el PAN, del que fue expulsado:
“Es un partido corrupto y putrefacto”. Cordero fue Secretario de Hacienda con Felipe Calderón, su delfín para la sucesión, pero les ganó la jugada Josefina Vázquez Mota.
En otros temas, el gobierno estatal, panista, sigue cerrado a las peticiones de información sobre asuntos policiacos y ello da lugar a especulaciones, teorías, conjeturas, adivinanzas, a falta de datos ciertos, oficiales.
Hablamos del episodio ocurrido en Reynosa, cuando policías estatales balacearon a un grupo de marinos vestidos de civil y a bordo de vehículos sin identificación oficial, hiriendo a cuatro de ellos.
Ahora resulta que la niña recién nacida que los marinos habían rescatado en la colonia Petrolera fue abandonada en el tiroteo, y rescatada horas después, también en circunstancias ignoradas, por agentes de la Procuraduría General de Justicia de Tamaulipas.
La niña, de un año y medio de edad, y otra, de ocho años, habían sido secuestradas junto con dos adultos, internados éstos en un hospital. La niña grande fue hallada afuera de una tienda de conveniencia de Río Bravo.
Las piezas sueltas de esta historia pueden servir para armar una película, pero la vocería gubernamental permanece callada y así no se puede hacer nada.
Y hay cosas peores, como por ejemplo, la balacera de ocho horas de duración en el poblado Los Guerra, de Ciudad Miguel Alemán, donde los bandos rivales se dieron una tregua para recoger cada uno, sus muertitos.
O las balaceras en Nuevo Laredo y González, con cinco soldados heridos, tres sicarios abatidos y una mujer inocente, muerta.
También ocurrió en Nuevo Laredo, la muerte de una pareja de empleados de una agencia aduanal cuyo vehículo quedó como coladera, por los disparos de un grupo de soldados, en la carretera al aeropuerto.
Hay otras versiones espeluznantes en redes sociales que la policía cibernética de Tamaulipas debe revisar para descubrir si son verídicas o fake news, y actuar en consecuencia.
Correo electrónico: albertoguerra65@hotmail.com
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